//Segunda oposición a remdesivir //
Fundación GEP presentó una nueva oposición a las solicitudes de patente que la farmacéutica Gilead hizo en Argentina sobre el remdesivir, uno de los medicamentos más promisorios para tratar a personas con Covid-19. De ese modo, el país podría evitar barreras monopólicas que la empresa multinacional pretenda generar en torno a esta droga, cuyo precio de venta ya se estima que rondará entre 2.500 y 5.000 dólares por tratamiento de diez días.
Buenos Aires, 29 de junio de 2020. Fundación GEP presentó una nueva oposición a los pedidos de patente que la multinacional farmacéutica Gilead demanda sobre el remdesivir; uno de los medicamentos más promisorios para tratar el Covid-19, que se encuentra en fase de ensayos clínicos pero ya fue aprobado para uso de emergencia en Estados Unidos y Europa.
En Argentina, Gilead presentó al menos cinco solicitudes de patente ante el Instituto Nacional de Propiedad Industrial (INPI), con la intención de tener un monopolio sobre la fabricación y comercialización del medicamento en Argentina. Los derechos exclusivos que otorgan las patentes permitirían a la empresa establecer precios excesivamente altos, como ya lo han hecho con otros productos como el sofosbuvir, un fármaco que cura la hepatitis C.
Es necesario realizar una revisión exhaustiva del contenido de las solicitudes de patente presentadas por Gilead en Argentina. “Tuvimos acceso a las solicitudes de patente y pudimos confirmar que no cumplen con los requisitos de patentabilidad vigentes en Argentina, por lo que deben ser rechazadas por el INPI”, dijo Lorena Di Giano, Directora Ejecutiva de Fundación GEP.
“Hemos presentado ante la oficina de patentes información que acredite que las solicitudes de patente de Gilead sobre remdesivir no cumplen con las condiciones legales de novedad o actividad inventiva, porque reivindican métodos de tratamiento, sales farmacéuticas y composiciones que no son nuevas y que son obvias, así como intenta reivindicar combinaciones de principios activos ya existentes. Y, además, carecen de la información descriptiva que exige la Ley Nacional de Patentes ”, ejemplifica Di Giano.
Gilead fijó un precio para ese medicamento: 390 dólares por tratamiento para Estados Unidos y los países desarrollados. Un valor casi 400 veces superior a su coste de fabricación, que, según un estudio de la Universidad de Liverpool, no supera el dólar la unidad. Incluso el precio del tratamiento para un seguro médico privado en los Estados Unidos podría ser aún más alto, a $ 520 por dosis.
Las patentes permiten a las empresas fijar precios exorbitantes, muy diferentes a su costo de fabricación. No hace falta decir que los precios se vuelven más asequibles cuando hay diversidad de producción y competencia de precios en el mercado. En el caso del remdesivir, hace un mes Gilead firmó acuerdos para otorgar licencias voluntarias con fabricantes farmacéuticos con sede en India y Pakistán. Según estimaciones del Instituto de Revisión Clínica y Económica (ICER), el precio de las versiones genéricas que ya están siendo desarrollado por dos productores en India autorizados por Gilead – Hetero Labs y Cipla – y no excedería los 80 dólares por dosis.
“Al firmar acuerdos de licencia voluntaria, Gilead proporciona tecnología para la fabricación genérica de remdesivir, pero controla qué países pueden comprar estas versiones más asequibles. Incluso vemos que 80 dólares la dosis es extremadamente cara. Gilead omite deliberadamente a muchos países, como es el caso de la mayoría de países de América del Sur. Claramente, es en los países excluidos donde Gilead pretende obtener el mayor beneficio. Argentina es uno de ellos, por lo que debemos prestar especial atención a las solicitudes de patente presentadas como parte de esta estrategia ”, advierte Di Giano, Directora Ejecutiva de Fundación GEP.
“La vida es un valor supremo, es una verdad indiscutible, pero ¿qué pasa cuando una gran empresa farmacéutica es dueña absoluta de un tratamiento que salva vidas? Los fondos de inversión son los principales accionistas de estas empresas y no están interesados en salvar vidas; solo buscan lucro y, en todo caso, que los países se vean obligados a pagar precios exorbitantes para que puedan obtener ganancias exorbitantes. El COVID-19 ha demostrado qué error significa mercantilizar la salud y transformarla en un objeto de mercado. Los medicamentos no son una mercancía, son bienes sociales. Podría ser la oportunidad de transformar el sistema y liberar las tecnologías médicas del mercado,” dijo de José María Di Bello, presidente de Fundación GEP.
El INPI debe examinar y rechazar urgentemente las solicitudes de patente de Gilead sobre remdesivir. La ausencia del monopolio de este medicamento u otros que demuestren su eficacia en el tratamiento de COVID-19 garantizará la fabricación local y el acceso universal a versiones genéricas asequibles para todas las personas que puedan necesitarlas.
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