Buenos Aires, 5 de Septiembre – Algo muy importante ocurrió el pasado viernes en el último día del simposio anual de Fundación Huésped, más específicamente en la mesa dedicada a discutir la estrategia de prevención conocida como PrEP (Profilaxis Pre-Exposición, de acuerdo a su sigla en inglés). Ésta consiste en que las personas seronegativas, es decir quienes no tienen VIH, tomen antirretrovirales para prevenir la transmisión, y el debate sobre su aplicación efectiva y cómo podría afectar a las políticas públicas de salud en nuestro país viene acompañado de controversias, ya que su recomendación e impulso desde organismos internacionales no parece coincidir con los anhelos y estrategias de la mayoría de la sociedad civil con trabajo en VIH en Argentina. Y lo que ocurrió fue la escenificación de esta discordancia.

El plenario que abrió el último día del simposio presentó sin dudas una discusión enriquecedora con argumentos en pro y en contra de la adopción del PrEP, aún cuando todos los participantes aclararon que no se trata de que haya bandos, sino de llegar a consensos entre todos. El Secretario de GEP, José María Di Bello, comenzó las presentaciones y sentó las bases sobre las que se discutió durante el resto de la jornada. Remarcando desde un principio que la sociedad civil no discute la evidencia científica que prueba la eficacia de utilizar el antirretroviral compuesto por TDF+FTC (nombre comercial Truvada™️) para evitar la transmisión del VIH, sí expresó sin embargo «la preocupación de que pueda generarse un ‘efecto Viagra’, una medicalización masiva fuera de control fogoneada publicitariamente«. Acompañando estas palabras, la pantalla mostraba algunas publicidades que ya se utilizan para introducir a Truvada en el mercado, así como las últimas recomendaciones de las guías internacionales que han bajado la calificación de seguridad del preservativo y la mayor prevalencia de infecciones de transmisión sexual sobre las que el PrEP no actúa y que son un riesgo real ante el retroceso del preservativo como prevención.

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Foto: José Luis Schanzenbach

Otro factor fundamental sobre el que Di Bello llamó la atención fue el concepto de «poblaciones con riesgo sustancial», que parecía haber sido dejado atrás debido a su rol en reforzar el estigma y la discriminación, pero que el PrEP trae de vuelta en la recomendación especial de su toma para actores específicos (hombres que tienen sexo con hombres, trabajadorxs sexuales, mujeres trans). Por último, Di Bello señaló que la cuestión del precio de Truvada y su relación con el acceso a tratamientos es insoslayable: con cifras obtenidas del Observatorio de Precios de Medicamentos de GEP Di Bello demostró que «Al precio que pagamos actualmente por Truvada, deberíamos duplicar el presupuesto de la Dirección Nacional de VIH/sida en Argentina para darle PrEP sólo al 1% de la población«. En números concretos, dado que Truvada le cuesta al Estado casi $8.000 por persona por año, si se hubiera de medicar a 400.000 personas en “riesgo sustancial” esto representaría un gasto de más de 3 mil millones de pesos (el presupuesto entero de 2016 para VIH en Argentina fue de $1.500 millones).

Las cifras de su presentación muestran una realidad impactante: si la mitad de las personas que viven con VIH en el mundo no tienen acceso al tratamiento porque los presupuestos nacionales y mundiales en salud no alcanzan ¿Por qué estamos pensando en darle PrEP potencialmente a cientos de millones de personas, tengan VIH o no? La respuesta seguramente se encuentre al pensar quién sería la gran ganadora de esta implementación: la industria farmacéutica multinacional que la impulsa. En este punto, Di Bello destacó el trabajo de GEP, que mediante oposiciones a solicitudes de patente ilegítimas sobre el medicamento contribuyó a que la patente fuera desestimada en nuestro país y hoy exista la posibilidad de acceder a versiones genéricas que no comprometan la sustentabilidad de los presupuestos públicos de salud.

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Foto: José Luis Schanzenbach

Las presenteaciones posteriores de Marcela Romero (RedLacTrans) y Matías Muñoz (Red de Adolescentes y Jóvenes Positivos) recogieron el testigo de estos argumentos y aportaron otros que remarcaron las dudas que muchas organizaciones tienen sobre el PrEP como estrategia. Gustavo Pecoraro y Nikos Dedes (Positive Voice, Grecia) se ocuparon en mostrar supuestos beneficios y consideraciones positivas sobre PrEP. Sin embargo, cuando este último preguntó a la audiencia cuántos estaban a favor de su implementación, sólo se alzó un puñado de manos entre aproximadamente trescientas personas presentes. Carteles de representantes de otras organizaciones que se encontraban entre el público se mostraron en señal de protesta, e intervenciones de desacuerdo tuvieron lugar cuando se abrió el espacio de preguntas.

Quedó claro entonces que en un espacio de gran importancia simbólica para las discusiones sobre la respuesta a la epidemia la sociedad civil con trabajo en VIH alzó la voz y los argumentos y mostró su mayoritaria disconformidad con el PrEP. El debate sigue abierto pero los organismos que la impulsan, presentes en el simposio, habrán tomado nota.