“No está demostrado que las personas con VIH tengan mayor riesgo de contraer Covid-19 ni de evolucionar mal si se contagian. El VIH no agrava la situación ni de contagio ni de evolución”, afirmó Pedro Cahn, Fundador y Director Científico de Fundación Huésped, durante un encuentro virtual organizado por Fundación GEP, en el cual este médico infectólogo reflexionó sobre tratamientos, vacunas y tecnologías médicas en el actual contexto de pandemia de Covid-19, junto con el Viceministro de Salud de la Provincia de Buenos Aires, Nicolás Kreplak, Lorena Di Giano y José María Di Bello, Directora Ejecutiva y Presidente de Fundación GEP, respectivamente.
“En Argentina se probarán tres vacunas diferentes, ya está la de Pfizer y hay dos más de origen chino que se presentaron en la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT)”, detalló Cahn que actualmente es parte del comité de infectólogos y expertos que asesoran al Presidente Alberto Fernández en el marco de la pandemia de Covid-19. Destacó que la mayoría de los ensayos clínicos de las vacunas excluyen a personas con VIH: “Este es un fuerte reclamo que tiene que hacer la comunidad. No hay ninguna razón para excluir de los estudios a las personas con VIH que tengan más de 350 CD4”, advirtió.
Otro de los temas planteados durante el encuentro estuvo referida a la disponibilidad y la asequibilidad de los medicamentos y las vacunas para Covid-19 en el país. Lorena Di Giano destacó la importancia del anuncio presidencial sobre el acuerdo arribado con la Fundación Slim; laboratorio argentino mAbxience que permitirá que Argentina -junto con México- produzcan la vacuna que ensaya la compañía farmacéutica AstraZeneca un desarrollo de la Universidad de Oxford, ya que busca justamente ese objetivo. También advirtió sobre las limitaciones en el acceso a las distintas tecnologías médicas que generan las patentes farmacéuticas, que rigen el desarrollo de tecnologías médicas desde la década del ‘90, según lo establecido en el acuerdo de los ADPIC de la Organización Mundial del Comercio (OMC).
“Fundación GEP desarrolla acciones de interveción en el mercado a los fines de eliminar barreras de acceso que generan las patentes sobre medicamentos, facilitar el acceso de personas con VIH, hepatitis virales y tuberculosis a estos bienes esenciales”, recordó Di Giano y subrayó que para evitar altos precios en medicamentos para tratar el Covid-19, como es el remdesivir -el único con registro condicional de comercialización en Estados Unidos; la Unión Europea, Japón y Singapur y que hasta el momento ha demostrado cierta eficacia en pacientes críticos-, están realizando oposiciones a los pedidos de patentes que las
farmacéuticas multinacionales tienen en el país. “La empresa estadounidense Gilead Sciences tiene más de 70 patentes en el mundo sobre remdesivir, y en Argentina, presentó cinco solicitudes. A los fines de garantizar el acceso, presentamos oposiciones ante el Instituto Nacional de Propiedad Industrial (INPI) porque verificamos que las solicitudes de Gilead sobre remdesivir no cumplen con los requisitos de la ley nacional de patentes, por lo tanto no corresponden ser otorgadas. Estamos pidiendo al INPI que las rechace”, ejemplificó.
Con respecto a las vacunas, Di Giano adelantó algunos resultados de un trabajo que también están desarrollando desde la Fundación: “Encontramos 188 patentes para las vacunas desarrolladas para anti-SARS y anti-MERS, que están directamente asociadas y han demostrado una respuesta inmune importante, y vimos que de 500 patentes biológicas vinculadas a SARS y MERS, cuyos desarrollos se prueban para SARS-Cov-2, 363 se refieren a vacunas”, puntualizó la abogada especializada en Derechos Humanos y propiedad intelectual, y agregó que “dentro de los distintos tipos de vacunas, la mitad de las patentes se han centrado en las de subunidad de la proteína S viral, que son las que produjeron anticuerpos neutralizantes más altos
y tienen más posibilidades de rentabilidad en el mercado”.
Por otro lado, Di Giano advirtió que, tras 26 años de implementación mundial del actual sistema de patentes, ha quedado comprobado que “si de tecnologías para la salud se trata, el modelo no solo no cumple su objetivo inicial, que era el de promover las innovaciones, sino que, por el contrario, se ha convertido en una segunda esclavitud, puesto que lo único que hacen es generar tecnologías que no son accesibles para todxs”, dijo.
Las organizaciones que integran la Red Latinoamericana por el Acceso a Medicamentos (RedLAM), han hecho pública una declaración que llama a los gobiernos “a recobrar la soberanía sanitaria y retirar las tecnologías médicas del ADPIC”. La declaración también destaca la necesidad de adoptar un modelo de innovación y desarrollo en el cual “el rol de los Estados y la
inversión pública sean centrales”.
En contra de la segunda esclavitud
“La situación social es decisiva en la distribución nada democrática de este virus. Todxs van a salir de la pandemia, pero algunxs lo harán mucho más maltrechxs que otrxs”, dijo Pedro Cahn, que fue Presidente de la Sociedad Internacional de Sida (IAS) entre 2006 y 2008, al detallar cómo está afectando el Covid-19 a la población mundial.
Atentxs a estos datos, desde el Ministerio de Salud de la provincia de Buenos Aires tuvieron que trabajar de manera urgente y acelerada para resolver las carencias del sistema sanitario argentino: “Desde la década de 1950 el sistema fue atacado, durante la gestión del gobierno anterior el sistema se desfinanció y además la fragmentación que presenta es un obstáculo”, dijo Nicolás Kreplak, que también fue Secretario de Salud Comunitaria de la Nación como parte de la gestión del ex Ministro de Salud de la Nación Daniel Gollán, y aclaró que no solo tuvieron que reconstruirlo en cuestiones de infraestructura y abastecimiento de insumos necesarios para enfrentar esta pandemia, sino que también tuvieron que capacitar al personal médico y lxs
trabajadorxs de la salud.
“Tuvimos que trabajar fuertemente para reconstruir la epidemiología comunitaria, que considera las relaciones, acuerdos y trayectorias de cada barrio, en particular los populares, para evitar que lxs vecinxs se contagien”, explicó el médico sanitarista y agregó que también hicieron lo que se conoce como epidemiología social, que considera justamente las condiciones sociales de vida y cómo impactan en la distribución y evolución de una enfermedad. Frente al nuevo coronavirus, por ejemplo, “tuvimos que trazar un sistema muy grande de monitoreo que atravesara los casos de la epidemiología clásica con las condiciones habitacionales y de vida, y a partir de ahí poder ir a buscar en qué lugares la distribución de los casos podría tener una consecuencia distinta”, recordó Kreplak y subrayó: “Los determinantes sociales hacen que la aparición de los brotes no se deban al azar sino a las condiciones en que vive el pueblo”.
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